Hugo Segovia mantiene vivo el legado de su familia cultivando legumbres en la comuna de Curepto
Autor: Julio Díaz
Zona Central Mercado Maule
“Me dedico a la producción de legumbres para hacer patria y contribuir a la seguridad alimentaria del país”, cuenta con indisimulado orgullo Hugo Fernando Segovia Torres (38). Técnico agrícola y usuario del Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP), esta temporada ya cosechó 2,5 hectáreas de lentejas, 2,5 de porotos, 1 de garbanzos y 0,5 de chícharos en su campo, ubicado en el límite de las comunas de Curepto y Constitución, en la región del Maule.
Segovia hizo sus primeros estudios en el pueblito de Putú y luego en Constitución, y después partió a Talca a estudiar técnico agrícola y ganadero en el Instituto Santo Tomás. De ahí regresó a apoyar a su padre y aprender de sus conocimientos, hasta independizarse. Siempre tuvo claro que deseaba seguir ligado al campo.
Amante de la cultura y las tradiciones campesinas, este productor agrícola, que también cuenta con siembras anuales de avena con vicia para el consumo de sus ovejas y la venta de fardos, relata que el amor por las legumbres lo heredó de otros dos Hugos, su padre y su abuelo, y decidió seguir sus pasos, pese a que estos cultivos tradicionales han ido perdiendo terreno en la agricultura chilena por la feroz competencia de las importaciones.
La producción de legumbres en Chile se concentra entre las regiones de Valparaíso y La Araucanía, y las mayores superficies de cultivos están justamente en el Maule (42,3%), seguido del Biobío (21,5%) y Ñuble (14,9%). En la temporada 2023-2024 se sembraron 5.874 hectáreas de porotos en el país –en 1979-1980 eran 110.700–, 629 de lentejas y apenas 84 de garbanzos.
“La mayoría de las lentejas llega hoy de Canadá un 30% más baratas de lo que las vendemos acá, el garbanzo viene de Argentina y es súper duro y la agroindustria importa porotos de varios países y maneja los precios, pero nada se compara al producto nacional, que es de mejor calidad y mucho más tierno y sabroso. Además, tenemos la tierra y hay que sacarle provecho”, dice Segovia.
Cuenta que trabaja en forma independiente desde 2017, año en que dio vida a su emprendimiento Con Sabor a lo Nuestro. Lo hace junto a su pareja, Valeria Varas Sánchez, que lo apoya en las ventas, además de algunos empleados eventuales para las labores de campo y en épocas de cosechas: ”Me gusta ver crecer las plantas y llegar directo al consumidor. Es como una filosofía de vida, una terapia y un recuerdo de niñez”.
Pese a las dificultades para comercializar legumbres nacionales, Segovia nunca pensó en desistir y buscó el modelo de negocio que se ajustara a su realidad: “Hoy quedan pocas personas que cultivan lentejas, garbanzos y porotos, pero se los venden a intermediarios, los cochenchos, que ganan a costa del productor. Yo reparto directamente en Talca, Curicó, Constitución y Santiago, y hago envíos por Pullman Cargo, Starken u otro medio que me digan a cualquier punto del país”.
Segovia cuenta que el mínimo para los envíos es de 5 kilos de cada producto. “Lo hago así para que las familias queden abastecidas para el año o para el invierno, que es el fuerte del consumo de legumbres. A mí me interesa que las legumbres chilenas vuelvan a ser consumidas en masa, que su producción renazca. El consumidor final es nuestra apuesta: nos puede ver en redes sociales y ahí conocer nuestra trazabilidad, desde que preparamos el suelo hasta que el producto llega a su casa. Nunca nos ha sobrado nada”, dice.
Usuario de INDAP desde 2017, hoy participa en el Programa de Cultivos Tradicionales del servicio del agro, donde ha recibido asesoría especializada y acceso a maquinarias y a guano rojo, lo que le ha permitido mejorar sus rendimientos y fortalecer su negocio. “Estamos produciendo legumbres de gran calidad para que los chilenos mejoren su alimentación y no consuman tanta chatarra, con las sabidas consecuencias para su salud. Es nuestra pequeña contribución”, afirma.
“Desde chico vi a mi abuelo y a mi papá trabajando con bueyes y carreta, en forma más más arcaica. Ahora, gracias a Dios, se puede trabajar con tractor, con un sistema de trilla mecanizada, con más tecnología y poca horqueta. Cambiamos el switch, usando redes sociales, empaques atractivos e incorporando prácticas amigables con el medio ambiente para cumplir nuestra misión”, concluye Segovia.
Hugo Segovia (Con Sabor a lo Nuestro)
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